Plantas de bulbo

Identificar, resolver los problemas

¡No somos los únicos a los que les gustan los bulbos! ¡Veamos en detalle la galería de bichos indeseables!

Las plagas

Ácaros de los bulbos: cuando el tiempo es cálido y seco, estas minúsculas arañas (de menos de 1 mm de largo) con forma de pera devoran las hojas de las dalias, freesias, gladiolos y lirios, que se deforman y desgarran en pedazos. El crecimiento de las plantas se ralentiza considerablemente. Estos temibles ácaros, muy prolíficos, penetran también en el interior de los bulbos en los que invernan. En ellos excavan pasos provocando deformaciones. Los tejidos heridos se infectan a menudo con bacterias u hongos que provocan la podredumbre del bulbo.

Criocero de los lirios: esta crisomela de menos de 1 cm de largo, caracterizada por su color rojo intenso y su predilección por los lirios y las coronas imperiales, resulta perjudicial por su larva que desgarra las hojas y perfora las yemas florales.

Babosas: cuando el tiempo es húmedo durante la temporada, las babosas y caracoles pueden provocar agujeros sin gravedad en las hojas, pero al principio de su crecimiento, las pequeñas babosas grises (loches) son capaces de arrasar en su totalidad los brotes nuevos de un gran número de bulbos de flores, sobre todo de las especies estivales.

Mosca de los narcisos: al final de la primavera, los adultos, que se parecen a los abejorros, ponen sus huevos en el cuello de todas las especies bulbosas presentes esa temporada. Las larvas penetran en el bulbo del que se alimentan, provocando lesiones que hacen que éste se pudra rápidamente. Cada año hay dos generaciones, y la segunda ataca a la canna, la dalia, el gladiolo, etc.

Pulgón del tulipán: este insecto se aloja entre las escamas de los lirios y bajo la túnica de los bulbos de tulipanes en conservación. Cuando el bulbo está plantado, la plaga migra e invade los tallos florales. La planta se agota y se deforma por el efecto de las picaduras. A menudo se ve afectada por una virosis que transmite este pulgón. Algunas especies de pulgones también son muy agresivas con las dalias.

Trips: estos minúsculos insectos (de 1 mm de largo) pican los tejidos de las flores y de las hojas debilitando las plantas. La saliva tóxica de los trips provoca unas manchas blancas y deformaciones de los tallos en crecimiento. También penetran en el corazón de los bulbos (sobre todo de las Liliáceas: jacinto, tulipán) a los que les consumen las reservas. Sus reiteradas picaduras provocan la podredumbre.

Roedores: en invierno, a los ratones de campo y campañoles les agrada alimentarse de los bulbos que encuentran por el suelo, demostrando una predilección por los tulipanes. Al parecer, la combinación con narcisos y campanillas de invierno puede ejercer un efecto protector, ya que estas plantas (al igual que la mayoría de las Amarilidáceas) segregan unas sustancias tóxicas que disuaden a los roedores de consumirlos.

Las enfermedades

Podredumbre: varios hongos provocan el reblandecimiento y el ennegrecimiento de los bulbos cuando las condiciones de cultivo son inadecuadas (suelo muy húmedo y compacto) o por la actividad de insectos picadores-succionadores. Los bulbos atacados se destruyen rápidamente.