Cultivo en tierra
A estos vegetales les gusta especialmente los terrenos bien drenados, e incluso pedregosos y secos, a veces áridos. A menudo se las conoce como plantas "camello" porque requieren poca agua. Por el contrario, los suelos demasiado pesados que conservan el agua resultan fatales para ellas ya que son demasiado húmedos.
¿Cómo plantar bien en la tierra?
Opte por plantar entre la primavera y el verano, de marzo a agosto, para no correr ningún riesgo con las últimas heladas invernales. Una vez que haya decidido su ubicación, cave un hoyo cuyo volumen sea 5 veces el del recipiente de cultivo de la planta que va a instalar.
En el fondo del hoyo, añada en al menos 5 centímetros de espesor un lecho de gravilla o de bolitas de arcilla. Esta capa facilitará el flujo del agua y de este modo su terreno estará siempre bien drenado. Mezcle a partes iguales la tierra de jardín extraída del hoyo de plantación con el mantillo de plantación o para cítricos y añada el abono para plantas mediterráneas o para cítricos, en función del caso. A aprox. media altura, rellene el hoyo de plantación con la mezcla de tierra-mantillo.
Cultivo en maceta
Durante el buen tiempo, puede colocar sus macetas en el exterior, sin embargo, procure que la ubicación sea muy soleada y esté protegida del viento y de la helada. Las macetas deben estar bien drenadas para evitar el agua estancada.
¿Cómo instalarlas correctamente en una maceta?
Realice el trasplante preferentemente en primavera, tras las intensas heladas invernales, para darles tiempo a las plantas a aclimatarse a su nuevo entorno. El nuevo recipiente decorativo deberá ser tan solo un tamaño más grande que el recipiente de cultivo, no más. Esto evitará que la planta se estrese perdiendo sus puntos de referencia. Naturalmente, con el paso de los años, su planta se desarrollará y usted tendrá que realizar un trasplante cada 2 ó 3 años en primavera y siempre a un recipiente tan solo un tamaño más grande.
Saque la planta que desee de su recipiente de cultivo y con un cultivador manual rasque las raíces para airearlas. Coloque el cepellón de la planta en el centro de la maceta. Procure que la superficie del cepellón no sobresalga de los bordes del recipiente, incluso es preferible que se encuentre un centímetro por debajo. Rellene los espacios vacíos alrededor del cepellón con mantillo de trasplante. Coloque el platillo bajo la maceta. Apriete el mantillo y añada una regadera de agua para facilitar la instalación de las raíces.
Procure que nunca haya agua estancada en el platillo. Vacíela sistemáticamente después de cada riego.